Pocas veces he criticado a José Luis Oltra en el tiempo que lleva entre nosotros. Podría contar con los dedos de una mano las veces que lo he hecho, y siempre en el ejercicio de una visión constructiva de lo que a este periodista le gustaría ver en el Tenerife. Pues bien, hoy toca hacerlo, aunque en ocasiones siento algún reparo, no con Oltra sino con cualquier entrenador de turno, porque parto de la base de que desde fuera normalmente, no manejamos todos los parámetros técnicos y tácticos que controla el profesional de fútbol que ejerce en primera persona.
Sin embargo, me mueve a hacerlo una situación que desde mi punto de vista, empieza a ser flagrante : la errónea ubicación de Alejandro Alfaro pegado a una banda . Alfaro es un futbolista con un talento especial , que transita por la segunda división camino de primera, categoría en la que triunfará en poco tiempo. Un jugador con una visión global del juego, que segrega verticalidad en cada acción (término que gusta mucho a los técnicos del fútbol moderno), que es generoso en la llegada, que busca la portería contaria con denuedo y que en definitiva, demuestra tener recursos para cualquier situación del juego. Privarle de ser creativo en vertical , horizontal y diagonal arriconándolo en un carril derecho o izquierdo me parece un crímen táctico. Es algo así como tener un Ferrari y no pasar de 80 o tener un Stradivarius para tocar en la banda del pueblo.
El tenerife necesita de un buen Alfaro , como el futbolista necesita de un buen Tenerife . En su día, llegaron a la isla Luis García , Martí o Mista como paso previo a una fulgurante carrera entre los grandes, en parte también, porque aquel era un gran Tenerife. Ese es el destino natural de este onubense , aunque sevillano y sevillista de adopción futbolística, de eterna sonrisa y calidad indiscutible . No cortemos las alas del artista, Sr. Oltra, y dejémosle un amplio lienzo donde plasme realmente sus cualidades y su fútbol.
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