Nunca una decisión arbitral fue tan injusta y tan determinante en la resolución final de un partido.En este caso, un encuentro que el Tenerife tenía en la mano ( nunca mejor dicho ). El paradón del central donostiarra fue divisado en la última fila de tribuna y en la azotea del edificio contiguo a la grada de herradura, pero un murciano que el año pasado le pitó un penalti a Silvian N´diaye en una jugada muy similar, no quiso verlo.
Es el factor arbitral, uno más a tener en cuenta en esta ruleta rusa llamada liga adelante. Mala señal es que te acuerdes de los referees de forma continuada, porque puede suponer una cortina de humo para tapar carencias de otro tipo. No es el caso. Nada más lejos de la realidad. Este Tenerife de Oltra propone, domina, expone argumentos e intenta llegar de forma organizada. Es algo así como una etapa ciclista de las que se deciden al sprint: el Tenerife controla la carrera, está en todas las escapadas , sabe escalar y descender y prepara el sprint a conciencia , sabedor de que tiene al mejor sprinter ( léase delantero ) de la categoría, que en condiciones normales acaba imponiendo su calidad.
El problema es cuando esas condiciones no son normales y aparece el Martínez Franco de turno. Temblado estoy con el nefasto Pino zamorano de cara al derby. Comprendo a Oltra, debe ser frustrante que el trabajo de la semana te lo eche por tierra uno de estos . Poco que reprochar al mister en el terreno de juego. Cambió al portero y la forma de defender las jugadas a balón parado con marcaje individual. Era de lo poco que le quedaba por hacer. Acepto que es difícil ponerte delante de un micro nada más terminar un encuentro en el que te birlan los puntos , y sus manifestaciones con respecto al árbitro creo que fueran las correctas, no quitaría ni una coma. Pero eso sí, discrepo en algunos gestos a la hora de responder a preguntas que le resultan incómodas y ya llueve sobre mojado. No duden, que le cuestionaré por el tema este lunes en la COPE.
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