Sí señor. Llegamos al parón navideño y nos encontramos a un Tenerife desconocido, si lo comparamos con el de las dos últimas temporadas. Tras 17 jornadas, 9 fuera de casa, el club blanquiazul ha obtenido 13 puntos fuera de su cancha, con cuatro victorias y un empate, si tenemos en cuenta que el año pasado, arrastramos durante muchas jornadas la solitaria victoria del Molinón. Enterrados pretéritos fantasmas, el equipo tiene el suficiente oficio para llevarse encuentros que en el pasado terminaba empatando o perdiendo tras ir con ventaja. Claro que los pesimistas pueden decir que estuvimos a punto de echarlo todo por la borda en los últimos diez minutos, o que nuestros compañeros de viaje en los 6 primeros puestos son más solventes en casa que nosotros, pero que nos quiten lo bailado.
Este dato, es bastante gráfico, y nos pone sobre la pista de que este Teneirfe 2008-2009, tiene cuerpo, tiene presencia y sobre todo argumentos futbolísticos suficientes para, en primer término ganarse el respeto de los rivales, y en segundo, para lograr el objetivo autoimpuesto presidencialmente, que no es otro que el del ascenso. Sólo un dato puede hacer tambalear tal afirmación: la enorme cantidad de goles que recibe este candidato a todo. Si ser el mejor foráneo impone respeto al que te precede y al que te echa el aliento en el cogote, el ser de los más goleados denota cierta debilidad en la línea de flotación. Te ganas el respeto, efectivamente pero con los asteriscos o paréntesis que pone el enemigo, en función de tu fragilidad defensiva, lo cual puede provocar algunas dudas en el proyecto.
De momento quedémonos con que los turrones nos sabrán la mar de bien, que todo los días no está uno a dos puntos del ascenso. De momento seguimos pasando las metas volantes... ¿ o no ?
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