
Insisto, la decepción era la tónica general a la salida de la rueda de prensa. Pero el silencio presidencial tenía un motivo fundamental que no es otro, que el acuerdo club-jugador se cimentó en un pilar básico y es que según hemos podido saber, el jugador renuncia a cobrar lo que le correspondía por contrato hasta el final de temporada a cambio de que el club no haga públicos los motivos de su despido. Así de sencillo. A este joven jugador norteamericano no le favorecería en nada en su carrera que se conociera por qué un club en el que era muy querido, le despide por la puerta de atrás por un incidente de naturaleza disciplinaria.
A partir de aquí, que cada uno saque sus propias conclusiones. Lo que ha hecho Barbour, debe haber sido lo suficientemente grave, para que el jugador compre el silencio de lo ocurrido renunciando a cobrar el resto de la temporada. Conociendo esta información, sé que el papelón del presi hoy no ha sido fácil, pero aún así los accionistas de este club merecían -mañana hay junta general- un poco más de información.
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