
Es otra cosa, otro ambiente. Respiras fútbol e historia al 100% por los cuatro costados. Palpas el sentimiento por unos colores, la comunión equipo-afición, tocas años y años de presencia entre los grandes, notas las tardes de gloria, de copas y de ligas, de paseos en gabarra por la ría. Es San
Mamés, catedral
futbolera del olimpo español, un campo que da gusto visitar. No hay
comparación posible, quizás el también vetusto
Molinón, pero a años luz. San
Mamés, es barro en las rodillas, victorias que apelan a la
heroica,
sacrificio deportivo, sangre y sudor por un escudo, honor por ser el elegido. Pisar su
césped es acoger el espíritu de los
Iríbar,
Dani,
Goico,
Alkorta,
Julen Guerrero.... Un placer señores, que esperamos repetir con un
Tenerife de primera.
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