Tardaremos mucho tiempo en olvidar lo que ayer vivimos en el Rodríguez López . La catarsis producida entre lo que ocurría en el 105x70 y las 22000 almas que se daban cita en la gradas no tiene parangón en la historia reciente tinerfeñista. Desde la llegada del equipo al estadio, al mosaico del inicio, los goles, el final de partido… Nada comparable a otras grandes ocasiones en la historia de este club. El sentimiento festivo se apoderó de todos y cada uno de los presentes hasta el punto de completar la mayor orgía de sensaciones futboleras que uno recuerda.
Tendemos los periodistas a apelar al manido término de la épica, cuando los partidos transcurren por derroteros como el de ayer. Expulsado una de las referencias del equipo, muchos minutos en inferioridad numérica, un gran rival enfrente. Todos los ingredientes para darle ese toque épico de gladiadores de un circo que anestesia durante dos horas a todas las victimas del paro, de la crisis y de los problemas del día a día. Durante 90 minutos sólo nos preocupaban los goles de Nino, Alfaro, las provocaciones del árbitro o los silbidos a los jugadores grancanarios que militan en el rival. Esto es el fútbol señores , el particular opio de un pueblo necesitado de alegrías , y sobre todo de sentirse parte del olimpo de los grandes del balompié español.
El objetivo está prácticamente conseguido. Algunos ya lo celebraron anoche. Oltra con gesto serio, lo lleva por dentro. Llorente disfruta de las mieles del vencedor que ha diseñado este excelente plantilla aunque sabe que para el lo peor esta por venir. El presidente, ese palmero de permanente sonrisa ladeada y socarrona, respira tranquilo , porque va a estar donde su punto de ambición demandaba . ¿Alguien da más?
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