Hoy he tenido la oportunidad de hablar un ratito con Ricardo en la radio. Es un chico tan equilibrado fuera del terreno de juego como sobre el césped. Poco a poco, casi sin quererlo, se ha ganado el cariño de todos hasta llegar a un punto de su vida en que tiene que firmar EL CONTRATO ( con artículo determinado y letras mayúsculas ) de su vida. En febrero cumple 26 años y se encuentra sobradamente preparado para entrar en la fase de plenitud de un deportista. Está tirando de un proyecto de ascenso y se sabe capacitado para jugar en primera en no mucho tiempo. Pero él quiere hacerlo en el equipo de su tierra, y ese equipo tiene que corresponder. Como todo canterano que sube al primer plantel profesional, firmó el contrato casi tipo, que el club ofrece a los jóvenes en esa coyuntura, pero ahora la cosa es diferente. No creo que le falten novias, y confío en que la dirección deportiva sepa manejar los tiempos porque sería muy doloroso ver a este espigado futbolista con otra camiseta que no sea la blanquiazul . El club debe mover ficha y tratar a Ricardo como lo que es, el líder natural del Tenerife en el próximo decenio. En años y en dinero se valora el interés de la institución, y por supuesto en no dejar pasar más tiempo para que el chico estampe su firma en un contrato.
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